Cada 7 de septiembre celebramos el día del metalúrgico, nuestro día, recordando a quien fue el primero que por estas pampas ejerció el trabajo que nació como oficio, y que se transmitió a través de la oralidad, y que hoy ha alcanzado stándares superlativos.
Hablamos de Fray Luís Beltrán quien nacía un día como hoy de 1784 en San juan pero que se crió en otra provincia cuyana, Mendoza. En ese tiempo, las revoluciones en Europa y en América del Norte y la nueva categoría de ciudadano, daban nuevas ideas de emancipación y libertad a los pueblos y el tomar las armas era una necesidad para la defensa de sus derechos. Así lo entendió Beltrán y en su doble tarea, como hombre de fe y metalúrgico, fue un hacedor en las fundiciones que fabricaron cañones, granadas y balas para combatir contra los españoles en el campamento de El Plumerillo, junto a varios centenares de voluntarios. Contaba Bartolomé Mitre que para tener materia prima, Beltrán descolgaba las campanas de las torres.
Además de sus dotes con la transformación de los metales, Beltrán era muy habilidoso con muchos otros oficios: dibujante, bordador, carpintero, relojero, pirotécnico, físico, químico, herrero y hasta aplicó conocimientos de medicina.
Su apoyo a la causa independestista del Río de la Plata y demás colonias en América Latina lo llevó a dar su vida llegando, incluso, a renunciar a la Orden Franciscana a la que pertenecía para dedicar su tiempo y sus recursos a ella. Un desencuentro con Simón Bolívar lo sumió en una depresión y a tomar malas decisiones. Finalmente, murió el 8 de diciembre de1827 con apenas 43 años.
Servir a la Patria y ponerse a su orden fueron las máximas que Fray Luís Beltrán sostuvo con sus acciones y su empuje a la incipiente metalurgia en la región lo destaca como el primero de nosotros y hoy honramos su memoria reconociendo en él el oficio de metalúrgico y la incondicional lucha por la grandeza de la Nación.