San Martín nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, Corrientes, Virreinato del Río de la Plata. Hijo de Gregoria Matorras y  Juan de San Martín, teniente gobernador de Corrientes.  Ambos españoles, en 1784 regresaron  a su país.

Nuestro héroe comenzó en 1789 su brillante carrera militar, ya en 1808 lo nombraron teniente coronel de caballería y fue condecorado con la medalla de oro por su arrojo frente a los franceses durante la Guerra de la Independencia Española.

Su destino tuvo un cambio radical cuando comenzó la revolución emancipadora en América. Al enterarse de los hechos de mayo de 1810 solicitó la baja en el ejército español. Poseía un espíritu independentista, afín al ideario liberal de una época signada por la Revolución Francesa. En Europa mantuvo contactos con logias masónicas y asistió a sesiones de la Gran Reunión Americana, logia fundada por Francisco de Miranda para la organización ideológica y política de la lucha emancipadora de Hispanoamérica.

Seguramente además de sus ideales, su identidad americana lo impulsó a regresar a su patria. En 1812 se embarcó desde Inglaterra hacia Buenos Aires para poner su vasta experiencia a favor de la lucha patriota. Al principio no fue recibido con entusiasmo en estas tierras, pero nuestra debilidad militar era tan tremenda que la Junta gubernativa le confirmó su rango de teniente coronel de caballería encomendándole la creación del Regimiento de Granaderos a Caballo.
Con ellos obtuvo la victoria en el combate de San Lorenzo el 3 de febrero de 1813. Logró así alejar para siempre las flotas realistas que merodeaban el río Paraná para saquear las poblaciones.

El 17 de enero de 1814 San Martín sustituyó a Belgrano al frente del Ejército del Norte debido a las dolorosas derrotas sufridas ante los realistas en Vilcapugio y Ayohuma. Para poder reorganizar un ejército abatido y deshecho retrocedió hasta San Miguel de Tucumán, donde se dedicó concienzudamente  a reforzarlo,  adiestrarlo y levantar su estado anímico.
Por otra parte comprendió el enorme valor de las tropas irregulares salteñas que luchaban heroicamente al mando del caudillo salteño Martín Miguel de Güemes, a quien nombró Teniente Coronel, ordenándole mantener segura y defendida la frontera del norte.

En esas instancias San Martín comprendió que era imposible llegar por el camino del Alto Perú hasta Lima, capital del Virreinato del Perú y principal bastión realista en América. Fue entonces cuando planeó llevar a cabo la conquista desde Chile, para lo cual debía cruzar la Cordillera de los Andes.

En 1814 el entonces Director Supremo, Gervasio Posadas lo designó gobernador de Cuyo. Ya establecido en Mendoza comenzó a concretar su plan continental.

Lamentablemente en octubre de 1814 los patriotas chilenos fueron vencidos en Rancagua. Esa derrota significó para Chile tanto el fin de la Patria Vieja como de sus posibilidades de independizarse. San Martín había planeado atacar Perú partiendo del territorio aliado y libre de Chile. Luego del desastre de Rancagua lo prioritario fue liberar Chile.

Habiendo acogido en Cuyo a los fugitivos de Chile, San Martín se puso de acuerdo con otros generales que luchaban por la emancipación de América y coordinó con O’Higgins, gran patriota chileno, el plan para la liberación tanto de Chile como de Perú mediante la organización del ejército de los Andes.

Para que esta epopeya fuera legítima era fundamental conseguir que el Congreso de Tucumán declarara la Independencia. Con ayuda de Belgrano y otros grandes hombres San Martín puso en este objetivo todo su esfuerzo. Inmediatamente luego del glorioso 9 de Julio de 1816, entre el 16 y el 27 de julio subsiguientes le detalló su plan de liberación continental al general Juan Martín de Pueyrredón, entonces Director Supremo de las Provincias Unidas, quien convencido prometió el máximo apoyo político y económico necesario.

En 1817 San Martín inició la prodigiosa campaña, en sólo veinticuatro días. Era el momento más difícil para la causa americana, cuando la insurrección estaba vencida en todas las colonias de América con excepción de las Provincias Unidas del Río de la Plata. La historia nos dice que constituyó la mayor hazaña militar americana de todos los tiempos.

San Martín y O’Higgins en la travesía de los Andes

Superados los majestuosos Andes, el 12 de febrero de 1817 derrotó al ejército realista en la cuesta de Chacabuco, y el 14 entró en Santiago de Chile. La Asamblea constituida proclamó la independencia del país, le nombró director supremo, pero él declinó ese cargo en favor de O’Higgins.

El 19 de marzo de 1818 el Ejército Unido bajo las órdenes de San Martín fue derrotado en Chile, en la batalla de Cancha Rayada. Cundió la desmoralización en el país trasandino, muchos patriotas pidieron clemencia a los realistas, mientras otros huían. San Martín no se dio por vencido. En quince días puso nuevamente a su ejército en condiciones de luchar. El 5 de abril sus huestes vencieron a los realistas en la batalla de Maipú. Así quedó asegurada la libertad chilena.

Magnífico símbolo fue el célebre “abrazo de Maipú” entre San Martín y O’Higgins.

Una vez liberado Chile San Martín fue a Buenos Aires a solicitar lo necesario para la campaña al Perú. Pueyrredón le prometió fondos pero luego tuvo serias dificultades y no pudo cumplir debido a las luchas internas entre Buenos Aires y los caudillos federales. San Martín presentó su renuncia, ante esa decisión el Directorio no le aceptó la renuncia y le facilitó menos de la mitad de lo prometido, además el Estado Chileno contribuyó con su escuadra. Posteriormente desde Buenos Aires se  le ordenó en más de una ocasión luchar contra los federales. Nuestro héroe siempre se negó de plano: “jamás desenvainaré mi espada para derramar sangre de hermanos”.

Luego de la caída del Directorio nuestro Libertador apoyado por la Logia Lautaro, renunció al mando del ejército argumentando cuestiones de salud y cruzó la cordillera en camilla a principios de 1820.


San Martín desembarca en Paracas
La escuadra zarpó desde Valparaíso, Chile el 20 de agosto de 1820 para desembarcar en la playa de Paracas cerca de Pisco, Perú el 8 de septiembre.San Martín intentó negociar, pero fracasadas las negociaciones ocupó Lima y proclamó solemnemente la independencia el 28 de julio de 1821, pese a que el ejército realista aún controlaba gran parte del territorio virreinal.Fue nombrado Protector de Perú y luego de su célebre entrevista con Simón Bolívar en julio de 1822 presentó la renuncia a su cargo de Protector el 20 de septiembre de 1822.

Cabe mencionar que dos años más tarde, el 9 de diciembre de 1824 tuvo lugar la victoria de Ayacucho, en la pampa de Quinua, Ayacucho, Perú. Ese triunfo patriota puso fin definitivamente a la dominación española en Perú y en todo el continente.

Por su parte San Martín habiendo cumplido la misión que lo trajo a su tierra, una vez asegurada la liberación de medio continente decidió retirarse. En octubre de 1822 llegó a Chile; en verano de 1823 cruzó los Andes y pasó a Mendoza. Con la firme decisión de no participar en las luchas internas por el poder, en febrero de 1824 luego de la muerte de su esposa partió con su hija Merceditas rumbo a Europa.


Su salud se fue deteriorando al igual que su situación económica. Por el resto de su vida mantuvo una dolorosa nostalgia de su patria. Con su estado físico y anímico muy debilitados el 17 de agosto de 1850 a las tres de la tarde San Martín murió en Francia, acompañado por su hija Mercedes y muy lejos de su tierra. Lleno de triunfos, pero olvidado e injuriado por muchos de sus compatriotas.

Hoy humildemente los Argentinos reconocemos su enorme estatura patriótica y honramos su querida memoria.