Hoy celebramos el día del Maestro en nuestro país, en honor a Domingo Faustino Sarmiento, quien falleció un día como hoy en 1888.

Es indudable que, dejando a un lado su discutida personalidad, ideas y actividad política, debemos reconocer que su mayor legado fue el estímulo que le dio a la educación, no solo en nuestro país. Debido a su apasionada vocación de educador logró, no sin esfuerzos en aquellos tiempos, la ampliación y el mejoramiento del sistema público de enseñanza en Chile y Argentina.

Pero por sobre todas las cosas el Día del Maestro, nos hace reflexionar sobre la importancia de esa profesión. Estamos acostumbrados a admirar a profesionales eminentes en todas las áreas, literatos, médicos, abogados, ingenieros y un largo etcétera. Figuras destacadas que cumplen roles y brindan servicios muy valiosos para la sociedad. Frecuentemente son premiados por sus logros.

Pero generalmente olvidamos que todos ellos han tenido maestros, esas admirables personas invisibles que guiaron su camino y merecen ser reconocidos. Todos fuimos alumnos, estudiantes, aprendices. Este día invita a recordar con agradecimiento a quienes nos ayudaron a crecer y a formarnos. La mayoría de nosotros seguramente ha conocido a alguien que marcó una diferencia, que iluminó un punto oscuro, que mostró una puerta que parecía oculta.

Este es el día de dar las gracias con profunda humildad a todos nuestros maestros de la vida, desde los que nos enseñaros a escribir las primeras letras hasta los que nos guiaron en nuestra actividad, profesión, deporte o arte. A todos los que nos ayudaron a crecer como personas.

¡FELIZ DÍA A TODOS LOS MAESTROS!