En 1951 el presidente Juan Domingo Perón se encontraba en el quinto año de su primer periodo presidencial. En noviembre de ese año seguramente iba a ser elegido nuevamente Presidente de la Nación con una apabullante mayoría de votos.

A principios de ese año, actores importantes del movimiento peronista, como la Confederación General del Trabajo (CGT) y el Partido Peronista Femenino, comenzaron a soñar con que  Evita formara parte de la fórmula presidencial para ocupar el cargo de la vicepresidencia de la nación.

El 22 de agosto de 1951 tuvo lugar uno de los actos más concurridos durante el peronismo: el Cabildo Abierto del Justicialismo, organizado por la CGT, al que concurrieron delegaciones de todo el país. Se realizó en la Avenida 9 de Julio a la altura de la calle Belgrano, en el entonces Ministerio de Obras Públicas. Casi dos millones de personas se congregaron frente a un balcón enmarcado con la frase “Juan Domingo Perón-Eva Perón – 1952-1958, la fórmula de la patria”.

Ese día el entonces Secretario General de la  CGT, compañero José Espejo, pidió frente a una multitud entusiasmada que Perón y a Eva, aceptaran sus respectivas candidaturas a Presidente y Vice.

Eva respondió: “Hoy, mi general, en este Cabildo del Justicialismo, el pueblo se reúne para decir que quiere que el general Perón siga dirigiendo los destinos de la Patria. Yo siempre haré lo que diga el pueblo, pero les digo a los compañeros trabajadores que así como hace cinco años dije que prefería ser Evita antes que la esposa del presidente, si ese Evita era dicho para calmar un dolor en algún hogar de mi patria, hoy digo que prefiero ser Evita porque, siendo Evita, sé que siempre me llevarán muy dentro de su corazón”, dijo ella ante la multitud: la primera dama, entonces, no rechazó ni aceptó la candidatura.

El 31 de Agosto de 1951 se conoció su respuesta.

Ese día la querida Evita con voz quebrada, renunció a los honores, pero no a la lucha. 

Transcribimos acá parte del Mensaje que Eva Perón le dio ese día al pueblo de la Nación, por LRA Radio del Estado y La Cadena Nacional de Radiodifusión a las 21.00 hs.

Compañeros, quiero comunicar al Pueblo Argentino mi decisión irrevocable y definitiva de renunciar al honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme en el histórico cabildo abierto del 22 de agosto.
[…] Ahora quiero que el Pueblo Argentino, conozca por mí misma las razones de mi renuncia indeclinable.
[…] Evita quería ser cuando me decidí a luchar codo a codo con los trabajadores y puse mi corazón al servicio de los pobres, llevando siempre como única bandera el nombre del General Perón a todas partes.
Si con ese esfuerzo mío, conquisté el corazón de los obreros y de los humildes de mi patria, eso ya es una recompensa extraordinaria que me obliga a seguir con mis trabajos y con mis luchas. Yo no quiero otra cosa que este cariño.
Aceptar otra cosa, sería romper la línea de conducta que le impuse a mi corazón y darle la razón a los que no creyeron en la sinceridad de mis palabras, que ya no podrán decir jamás que todo lo hice guiada por mezquinas y egoístas ambiciones personales.
Yo sé que cada uno de los descamisados que me quiere de verdad, ha de querer también que nadie tenga el derecho a descreer de mis palabras y ahora, después de esto, nadie que no sea una malvado podrá dudar de la honradez, de la lealtad y de la sinceridad de mi conducta.
Estoy segura que el Pueblo Argentino y el Movimiento Peronista que me lleva en su corazón, que me quiere y que me comprende, acepta mi decisión porque es irrevocable y nace de mi corazón.
Por eso ella es inquebrantable, indeclinable y por eso me siento inmensamente feliz y a todos les dejo mi corazón.

A 67 años de su renunciamiento, los metalúrgicos honramos su querida memoria.